jueves, agosto 28

Sal 146 4º

Durmiendo despierto noto un peso en su corazón, y comenzó a fantasear que estaba muriendo.

Ataque al corazón, ¡¡lo sabía!!.

Y ahora llegará la nada, por fin.

Pensó en si supondría algún lastre para alguién su muerte, y revisó mentalmente sus ahorros, comprobando si tendría suficiente dinero para costearse la incineración. No tenía nada preparado para el último día de su vida. Siempre tan caótico.

Mil musicas al unísono en su cabeza, mil colores le iluminaban y mil caras le agradaban, todo se fundía en una sensación cálida, agradable, poco familiar. Una paz le rodeaba en ese momento, y entonces, llegó el silencio.

Abrió los ojos, porque sabía que no estaba muriendo, sabía que su muerte no sería calmada, sería agónica, y que deseará morir mientras esté muriendo.

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