viernes, noviembre 28

Desgracia

El delirio en la torpeza te engendró, la cobardía de la sinrazón marcó tu destino, y la fría soledad del hospicio te arropaba cada noche. Llorabas al principio, como un pueril puerco, lo que no pudiste luchar, y rezabas implorando un futuro durante noches sin días, y días sin luz, y al final del tunel solo había oscuridad, frío, abusos, y dolor, pero un día una pequeña luz llegó, y alguien desde la cordura del acierto te rescatarón.

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